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Todo por el Almería, incluso por encima de la salud

Antonio Luis Molina es un fiel seguidor rojiblanco que reside en la localidad murciana de Blanca y tiene que hacer más de 500 kilómetros para ver los partidos de casa. Ni una grave enfermedad le ha impedido viajar por toda España

Antonio Luis Molina Toledo es, desde hace muchos años, abonado de la UD Almería y un aficionado muy peculiar, especial, que protagoniza una historia realmente emotiva; es de esos seguidores que lo dan todo por su club y no les afecta ningún problema para seguir por toda España a su equipo, ni siquiera una grave enfermedad que, en su caso, le detectaron hace ahora cuatro años, teniendo que ser intervenido en la cabeza.

El pasado domingo estuvo en el Reale Arena; y unas semanas antes también en Las Palmas. Pero no han sido los únicos viajes; de hecho, acude a todos los que puede. “Tengo una empresa familiar y les digo a mis hermanos que yo trabajo veinticuatro horas al día si hace falta, pero que no me dejen si un partido del Almería”, manifestaba Antonio Luis Molina en una entrevista en UDA Radio. Además de en San Sebastián y Gran Canaria, ha estado esta temporada en Bilbao, Valencia, Villarreal… En cualquier caso, hasta los encuentros de casa son viajes para él. Reside en la localidad murciana de Blanca, cerca de la provincia de Albacete y la distancia con Almería es de 250 kilómetros… para venir, y otros tantos para volver, sin olvidar que tiene que pasar por Lorca para recoger a uno de sus hijos, que estudia allí.

¡Y por qué del Almería?... “Hace mucho tiempo le dije a mi hijo mayor que qué quería por haber sacado muy buenas notas, y me dijo que ver un partido del Almería en Primera División. Lo cumplí, era la época de Alfonso García y desde entonces somos fieles al club.”. Además, como añadía “es ahora, en las horas bajas, cuando hay que estar más con el equipo, con los jugadores, y apoyarles. El domingo, en la puerta del hotel en San Sebastián les gritaba que fueran con la cabeza alta”.

Antonio Luis ha pasado ya por tres intervenciones quirúrgicas en la cabeza, ha sufrido una embolia pulmonar y una trombosis. “Me tatué el escudo del club en el brazo a pesar de que los médicos se oponían por el trombo, pero estaba fastidiadillo y quería llevarme el escudo conmigo”, decía. Los cirujanos lo pasan mal, muy mal con él, y lo reconoce: “A los nueves días de la primera operación, en la que me abrieron la cabeza, me fuí para Almería para ver un partido, muy a pesar de los médicos”. Incluso estando hospitalizado (llegó a estar un mes ingresado en Murcia), tuvo que firmar un documento responsabilizándose de que se trasladaba a otra planta para ver un encuentro del Almería por televisión.

“El fútbol me distrae mucho e intento disfrutar al máximo a pesar de que no son buenos momentos. Yo tengo a mi Almería y a mi familia”, subraya emocionado.