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Primer Equipo

El Almería exprime cada segundo del stage

Son los últimos días de una concentración repleta de trabajo invisible. Aquí se curra 24-7

Todas las noches, puntualmente, uno de los ayudantes de Rubi -Jaume Torras- escribe junto al delegado de equipo -Jorge Díaz- el planing de la jornada siguiente en una pizarra; son nuestros horarios particulares y establecen punto por punto el orden del día. Este ritual se produce en un enorme comedor enmoquetado que sirve de punto de encuentro matinal y vespertino para las casi sesenta personas que conmponen la expedición; los jugadores de fútbol no llegan a treinta mientras que, el resto, trabaja constantemente y en la sombra en las distintas especialidades que conllevan estas concentraciones. 

Este miércoles, en rojo, señalaba las 7:00 am la hora del desayuno; como si se tratara de un famoso centro comercial en periodo de rebajas, ya estamos varios miembros en la puerta esperando la apertura de la estancia. Es un edificio anexo al lugar donde se encuentran las habitaciones. La intimidad del equipo es absoluta. José González, nutricionista del Almería, es el primero en llegar y el último en marcharse para supervisar la alimentación del profesional; ayer, hubo examen sorpresa de pliegues y de masa corporal con sus famosas pinzas en la mano y una 'selectividad' con notas de corte. A estas alturas siente la presión de todos nosotros porque no consiente ningún 'pecado'. Poca broma.

Los pasillos del hotel y las zonas exteriores que conectan con el salón-comedor empiezan a ser como un hormiguero, con un reguero de camisetas negras Macron que van y vienen en distintas direcciones. Es como una autovía un lunes por la mañana. Cada uno sabe dónde tiene que ir y qué desvío tiene que tomar. La primera rotonda indica utillería, lugar donde Bernardo Hernández organiza el juego y sus Juan Ventaja y Mateo Ruiz corren la banda; es una habitación doble en la que está todo milimétricamente colocado por dorsales y donde el futbolista muda las prendas deportivas varias veces al día. Se encargan de organizar el caos que supone la tonelada de ropa que mueve un equipo de fútbol. Menos mal, todo sea dicho, que Herminia forma parte de todo este conglomerado. 

Con el desayuno y el uniforme puestos, el cuerpo médico también tiene la consulta abierta. Está justo a los pies de una formidable escalera que conecta el ala de descanso con la estancia donde se come. No tiene pérdida. Precisamente porque esa 'chapa y pintura' es vital en la vida interna de un stage; es donde Sebastián Jiménez, galeno rojiblanco, me acaba de informar de "la fractura en la primera falange del cuarto dedo de la mano derecha, y en extremo distal del cuarto metacarpiano" de Bruno Iribarne. A su lado el excelso equipo de trabajo formado por Pedro Serrano y Eduardo Antequera, los fisioterapeutas que andan constamente al quite de cualquier contratiempo en forma de curación y prevención. Aquí hay luz hasta bien entrada la noche. 

Todavía no ha salido el primer bus rumbo al campo de La Quinta (8:25 horas) y en todo este tiempo, ya ven, se ha puesto en marcha una maquinaria perfectamente engrasada. Allí, en el campo, llevan un rato Álvaro Cano -recuperador- y Cid Andrade -el 'mecánico' apodado por Idrissu Baba-. Ambos cubren funciones específicas en cuanto a los estados físicos de los jugadores. Hombres de pocas palabras. Vieja escuela. 

Del cuerpo técnico no hay noticias; si quieres encontrarlos tendrás que buscarlos en un despacho muy apañado que han montado anexo al gran salón-comedor; allí destripan al paciente, revisan radiografías de estadísticas, visualizan cortes de partidos y entrenamientos, y preparan los entrenamientos cada noche para, al día siguiente, ponerse "a la faena" dixit Rubi. Papeles, ordenadores, posits. Todo con buena caligrafía. Es el centro de operaciones. Deberían cerrar con llave pero siempre está abierto al jugador, con el que mantienen charlas constantes. Se trata del ocho con timonel de la Universidad de Washington del 36: cada uno sabe cómo tiene que remar.

La logística en estos casos es innegociable. Desde muchos puntos de vista. Manolo Martínez y Atilio Roldán cubren sus perímetros desde la seguridad para coordinar traslados y estar atentos a cualquier contratiempo inesperado que pudiera surgir antes, durante y después del entrenamiento. Mejor prevenir que curar. Son centrocampistas que abarcan mucho terreno de juego. Y se suma el chófer de la expedición, Manolo Expósito, presto y dispuesto a llevar en bolandas al equipo; dónde sea y cómo sea. Incombustible.

Todavía quedan muchos profesionales más que detestan ser vistos. Su labor es sorda. Salva Sevilla -Team Manager-, Jorge Díaz -delegado de equipo- y Javier Fernández -psicólogo- armonizan y velan por absolutamente todo. En un contacto estrecho entre plantilla y cuerpo técnico, se esfuerzan en fortalecer esos vínculos y de realizar muchos trámites personales y profesionales al servicio de los jugadores. Aspectos esenciales en la vida cotidiana de ellos.

Alrededor de todo lo que da de sí cada día se encuentran los dos fotógrafos -Pedro García y Luís García- y quien se encarga del contenido en las Redes Sociales, Mario Gómez. Capturar el momento, editarlo y mostrarlo a la afición de una forma cercana es parte, también del día a día. Las entrevistas y contenido para los canales oficiales, incluido la narración de los amistosos, es parte del Departamento de Comunicación.

Todo esto aquí, en Marbella, siendo posible por lo de allí, en Almería, puesto que es la conexión de banda ancha lo que permite que el barco navegue. En definitiva una vida interna de un equipo de profesionales 24/7 que tratan de sembrar para, posteriormente, recoger. La pelotita dirá la última palabra.

Herminia cuidando cada detalle en la sala donde se gestiona la ropa
Juan Ventaja colocando material sobre el terreno de La Quinta
El utillero Mateo colocando algunas de las herramientas de trabajo
El nutricionista en su laboratorio preparando sus pócimas secretas
El ojo clínico de Sebastián junto a Sergio Arribas
Pedro Serrano y sus manos 'mágicas' de fisioterapeuta
Edu Antequera tratando a Lázaro Vinicius
Cid Andrado coordinando el trabajo y 'atado' al portátil
Álvaro abriendo y cerrando las instalaciones de La Quinta