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Crónica

0-1: Cuando el balón no quiere entrar…

El Almería falla dos penaltis, se topa con la madera y desperdicia numerosas ocasiones de gol... ¡Increíble!

¡Increíble! Los noventa minutos del partido entre la UD Almería fue una nueva muestra de que el fútbol, a veces, no imparte justicia con los méritos que los equipos hacen para llevarse los resultados. De forma incomprensible, los rojiblancos cayeron por la mínima en su partido contra el Girona en un día en el que la pelota ‘no quiso entrar’ y con un tramo final loco en el que los indálicos erraron dos penaltis, se toparon con la madera y fallaron numerosas ocasiones. Al final, el 0-1 fue el marcador de un duelo que no tuvo un desenlace justo.

El Almería protagonizaría el mayor número de ocasiones de gol durante toda la contienda. De hecho, al poco del comienzo, nuestros representantes ya podían haberse adelantado hasta en dos ocasiones cuando Dyego Sousa remató fuera en un mano a mano, primero, y después Robertone enviaba el cuero fuera. Solo habían pasado cinco minutos.

Seguiría habiendo llegadas indálicas. Sin embargo, en el 12, Borja García adelantaba a los visitantes. Poco después del 0-1 pudieron igualar los locales, pero Juan Carlos hacía una gran parada en el intento de Pozo. El meta sería, sin duda, el mejor de los suyos en la jornada.

No cambió el decorado durante la segunda mitad: el Almería tenía las oportunidades y el balón seguía empeñado en no entrar. Con estos argumentos, Juan Carlos volaba en un disparo de Robertone que buscaba la escuadra y luego volvía a ser héroe de los suyos ante Juan Villar, que entró por Dyego Sousa. Corría el 63.

Los rojiblancos estaban haciendo de todo para, al menos, puntuar. Fue entonces cuando llegó un tramo final loco en el que resultó increíble que los locales no se llevaran los puntos. En primer lugar, en el minuto 85, habría un penalti a favor que César de la Hoz no acertó a convertir porque la detuvo el portero. Acto seguido, la pena máxima se repitió tras la intervención del VAR y el encargado de probar suerte sería Juan Villar. El gol tampoco llegaba; el balón salió alto.

Se añadirían ocho minutos de descuento y, aunque el Girona tuvo opciones de hacer el segundo, seguiría habiendo importantes llegadas almerienses como sería un cabezazo de Rodrigo Ely que se encontró con el larguero. Así llegaba el final de una jornada en la que los asistentes al Estadio de los Juegos Mediterráneos se marcharon con una sensación continua de recordar el tópico futbolístico de ‘cuando la pelota no quiere entrar…’.